Tengo menos ganas de trabajar que un argentino después de comer. Uno se acostumbra fácil a las vacaciones, que por cierto se vive de pelotas, y no hay quien le saque de ahí, sobretodo si es para hacer algo con lo que no se disfruta. Recibí una carta de Wright el otro día. Tu tendrías que ser arquitecto, me decía. Déjate de tonterías, que yo lo que quiero es ser guitarrista, y si no me sale carpintero.
De momento chicago ha vuelto con buen pié: mucho menos frío de lo esperado (más barato que en Andorra), vida tranquila, y fin de semana roadtripesco a ciudades desérticas en población y very standard del interior. Me he comprado una cámara de éstas con video HD para tocarle las pelotas a Ignasi y forrar youtube de animaladas. Hoy bajaría al espigón del museo y sacaría fotos del downtown, pero tengo que leer 50 artículos que dormirían a quienes padecen insomnio crónico. Suerte que mañana hay plan para hacer un bowling y el viernes a pintar lienzos en un art event. Me pienso pasar el semestre llenando los días de cosas de éstas, que hacen las semanas más llevaderas y me llenan de regocijo. Al traste con el indio de marras.
Además dentro de nada llega Franc. Será pistonudo, tengo muchas ganas. He empezado a calentar motores para la gran première y ayer volví a arrancar con los dos primeros de la 5a de Lost. En plan repasando material, quiero que esté fresco, que de tanto tiempo ya empezaba a sentir dislocación temporal y me sangraba la nariz.
Bueno, el sol ya brilla alto. Voy a pegarme una ducha y a dejar que el día arranque de una vez.
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