Tuesday, March 16, 2010

My pocket has a hole in it



Bien. Pues se acabó el Spring Break. 
La ruta ha sido (a grosso modo):
New Orleans - Panama City Beach - Orlando - Kennedy Space Center - Key West - Everglades - Miami. 
Muy positivo, tanto por lo visto como por el gozo del buen clima y esa cosa llamada manga corta ya olvidada aquí.
Farem capmàs. 
Nueva Orleans es muy bonito, crisol de culturas, el French Quarter te transporta a un mundo paralelo de fachadas elaboradas y ambiente benévolo que invita a pasear errante con la mente en blanco al disfrute. Músicos por la calle y bares&restaurantes por doquier. Guillem decía que parecía un resort, y la verdad es que con tanto turista estos días se podía sospechar que las casas fueran meras fachadas de cartón-piedra.
Por la noche la locura dionísia toma la ciudad y Bourbon Street enciende sus neones con bares musicales a ambos lados por todo su largo sin discontinuidad. Los collares coloridos de Mardi Gras siguen siendo protagonistas y la gente pasea más ornamentada que Mr. T del Equipo A, aumentando su fortuna a medida que los collares siguen lloviendo de los balcones.

Panama City Beach era como Lloret de Mar: los mismos hotelazos horrendos bordeando la playa y las mismas american-morsas agambadas por sobredosis solar. La única diferencia era que en la discoteca el dj pinchaba música country, y la audiencia se arrancaba las vestimentas de regocijo mientras nosotros nos arrancábamos el pelo de desesperación incrédula. Por suerte luego cambió, y tocó un grupo en directo cuyo cantante bordaba el falsete de Back in Black. El club de al lado, llamado La Vela, tenía capacidad para seis mil personas. Lo destacable fue nuestra primera noche ever en Motel de carretera, un tugurio gestionado por una familia hindú que te atendía siempre por ventanilla (emanaba olor a curry de su vivienda trasera), y que aparte de ser más austero que un monasterio benedictino tenía quemaduras de plancha en la alfombra, el váter venía embozado de serie, y la habitación en general olía a chotuno que tiraba para atrás.

Orlando sólo fue de paso, cena en una pizzería donde tenían fotos de Bush, noche en motel de lujo por $16, y Cabo Cañaveral curioso de ver; a Galindo le cabría una sandía por el culo.
De los keys y everglades ya veréis las fotos de alguna playa y los cocodrilos, tampoco quiero aburrir. Me gustó el puente partido de enfrente el de 11km encima del mar y el ambiente paradisíaco-caribeño de Key West y cercanías. Ilusión me hizo pasar por Key Largo (como en la canción de Kokomo) pero me quedé sin foto del letrero ni de los buzones-morsa que quería para Franc.
Miami Beach muy bárbaro. La playa estupenda, por encima de mis expectativas, y el ambiente poser y las fiestas en clubes fancy eran de película. La verdad es que Miami nunca me había atraído demasiado, pero ahora pienso que hay que verlo, ni que sea en escapadita de tres días. Puro en mano a lo Tony Montana.

Los Oscars ya han sido muy comentados, así que tomaré respiro aquí. Sólo mencionar la aparición estelar de Barney Stinson (o Neil P. Harris) cantando en la intro, y que James Cameron se volverá a dejar papada tras siete años de curro para acabar ganando cuatro premios técnicos cantados. Debe estar encerrado en su casa sumido en el acohol y secándose las lágrimas con billetes de diez mil dólares de la recaudación.

Pues nada, me voy a comer algo y a intentar recordar qué significa trabajar. Un rato sólo, pues en unas horas empieza Lost y hoy me toca ver doblete, que me perdí la última entrega.

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