Había un hombre al que le sabía todo a pintura. Un día decidió acompañar las comidas con aguarrás, disolvente universal. A los diez minutos murió, pálido en escala de grises.
Había un hombre cuyo mundo era gris. Desesperado, decidió beber aguarrás; los colores brotaron de su interior y se esparcieron, ordenadamente, pintando cada objeto.
Había un hombre que se moría por dentro. Llamó a la puerta del primer hombre para pedir aguarrás, pero nadie contestó.
1 comment:
aguarráscurvaderechaaa
bravo!
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