San Francisco, 2009 |
Una triste incertidumbre me sobreviene en forma de bofetadas. He vuelto a la realidad barcelonesa y estoy en un tiempo de intenso revuelo interior, pero supongo que por el hecho de ser muy interior incita a la clausura personal. Añádase al hecho de que una despedida tras otra no deja espacio al sosiego reflexivo ni a tirar de ningún hilo. Menudo éxodo, las ratas abandonan el barco, algo se hunde.
De momento pasaré los próximos tres días comiendo arroz blanco, curar y prevenir a la vez, que menuda nos espera para Mercedes Benz.
Hablamos. Señoras y señores, estamos flotando en el espacio.
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